El dolor que surge en la
desesperación
De no descifrar dónde te
encuentras.
El dolor de encontrarte ahogado y
perdido
En el insondable estanque de paz
Que creaste para encontrar
La calma
en lo irracional.
Pero este reposo bruscamente
partió.
La realidad estaba de vuelta,
Con sus desoladoras verdades me
hirió.
Renace el demonio de tierra
En que mi cuerpo habita
Desplomado
en una esquina.
Ahora es cuando despierta mi
propia reacción,
Se eleva por sí misma en la
cresta
De la ola más alta para alcanzar
su destino.
Será aquí donde reescriba su
verdad.
En ese mar de las lágrimas
Donde el cielo copar.
La paz ( la calma) a veces nos resulta terriblemente insoportable
ResponderEliminarbesos
Nuestros demonios siempre renacen.
ResponderEliminarEstán siempre atentos.
Y a la mínima nos atacan sin piedad.
Saludos.
Doler duele, pero luego, con el tiempo las heridas sanan, y nos hacen fuertes.
ResponderEliminarAbrazos :)
no hay estanque que no refleje aquello que oculto deseamos, todo estanque termina por delatar y rebasar su agua y lavarnos
ResponderEliminarbuen fin de semana Sergio
Tus poesías son tan buenas como clasicistas... Me gustan- Abrazos
ResponderEliminar