La tarde decadente de
triste alma,
inmiscuía a mi
sentimiento de pena,
despertó flores
regadas por venas,
La noche en que fue
evocado aquel sueño,
me llevo al despertar
del nuevo mundo,
el insomnio se
apodero del cuerpo,
realidad y sueño se
unieron en uno.
El nuevo amanecer de
un alma fuerte,
rebajo el falso sueño
de mi mente,
la claridad llego
como un demente,
y mis cavilas trago
derrepente.
Ahora en el mediodía
cubierto capas,
sueño y realidad son
el cimiento,
de una nueva vida que
en sí sola crece.
Cada vida un milagro.
ResponderEliminarUn milagro inexplicable.
Saludos.